SUSY SHOCK
Por Luis Zarranz
La noche es un farol que alumbra una
porción de esquina. Un farol y un cielo embarazado de tormenta que aún no
termina de nacer. Es invierno, el día ya pasó de moda y esta esquina de Buenos
Aires tiene poco rating: a esta hora –una cualquiera de la noche– no la eligen
los peatones, los taxis, los colectivos.
La veo alejarse en soledad, entre
apurada y agotada, perdiéndose en la sombra que dibuja el farol, que la mastica
y la saborea paso tras paso. No advierto si dobla en la esquina, si sigue
taconeando la misma vereda o si pesca algún transporte furtivo con el que cruza
destinos. No lo sé ni tampoco se lo pregunté al verla nuevamente. De todos
modos, la noche no le es ajena: es el escenario en su mundo de artista trans.
Comienza
a llover.
*
Susy Shock se creó a sí mismx y,
poquito a poco, dejó el cuerpo de varón con el que nació para parir aquello que
quería ser, aquello que ya era. En ese parto abandonó –no del todo, ya veremos
por qué– a Daniel Bazán Lazarte y adoptó una nueva identidad travesti, en
permanente construcción.
En un país como Argentina, que sufrió
una dictadura genocida que desapareció a 30.000 personas y empleó un método
sistemático de apropiación de sus hijos como botín de guerra, Identidad se
escribe con mayúscula. Su construcción identitaria no implica sentirse mujer,
como se presume (“travesti, igual a hombre que viste como una mujer”), sino trans, lejos de la lógica binaria
hombre-mujer.
–Susy primero fue –dice sobre sí
mismx– un juego íntimo, propio; el escenario se encargó de sacarlo para los
demás y obvio que después fue una apuesta política a lo Wayar. Marlene Wayar,
referente travesti, es una de sus amigas y compañeras más entrañables; es
directora de El Teje, primer
periódico travesti de Latinoamérica. Wayar sostiene precisamente eso: que lo trans es el alumbramiento del cuerpo
como campo de visibilización y batalla. Una apuesta poética y política.
Yo, pobre mortal,
equidistante de todo
yo, DNI 20.598.061,
yo, primer hijo de la
madre que después fui,
yo, vieja alumna
de esta escuela de los
suplicios.
Amazona de mi deseo.
Yo, perra en celo de mi
sueño rojo.
Yo reivindico mi derecho
a ser un monstruo.
Ni varón ni mujer.
Ni XXY ni H2O.
(Fragmento
de “Reivindico mi derecho a ser un
monstruo”, Susy Shock)
*
Al parirse, tuvo que crear un nombre.
–Fue un juego irónico. Susy era la Susy Giménez (Susana Giménez actriz y
conductora de televisión), pero de pelo castaño, la de antes de los milicos, la
que tiene lo peor y lo mejor nuestro; la que podía haber sido, no la que
terminó siendo. El Shock parece obvio viniendo de este personaje, pero tiene
también una dimensión muy fuerte y dramática: de adolescente me enteré que los
milicos le decían “Susanita” a la picana “porque te hace shock”. Un horror.
Antes de ser Susy, había algo que
Daniel Bazán Lazarte, el mayor de tres hermanxs –el del medio, jugador de
fútbol; la menor, música–, traía desde la cuna y que asombró a sus padres,
obreros y laburantes: el amor al arte. Ser padre es sorprenderse. Desde los
primeros años, cuando comenzó danzas folclóricas, Daniel/Susy abrió el abanico
a una versatilidad expresiva que incluye teatro, poesía, canción: había algo
que quería decir.
*
El viernes es húmedo como el
desasosiego, como el llanto. Casa Brandon es un espacio artístico gay-lésbico-transexual
en un barrio alejado del centro de Buenos Aires: Parque Centenario. Tiene una
escalera pasando la antesala. Tiene dos. Tiene tres. Primer piso: la barra;
segundo y tercero: mesas ratonas, sillones, copas, picadas, la gente alegre, queriendo
ser. Segundo piso, en cascada respecto al tercero: el escenario.
No es un ghetto, en absoluto, pero
detrás del púlpito, en una pantalla gigante, hay un dibujo: un torso desnudo,
tres tetas, y dos axilas peludas. En el primer seno dice QUE; en el segundo,
OTROS SEAN; tercero: LO NORMAL: “QUE OTROS SEAN LO NORMAL”.
“La Shock” –así la nombran varios de
lxs que la conocen– lleva 42 años oyendo el mundo. Aun con la identidad que uno
se construye, los oídos tienen la edad que tienen. Comienza el show, no desde
el escenario sino desde el tercer piso. Susy agita un instrumento de percusión
africano –el shekere– que exhala un
sonido tántrico como el de una máquina de escribir poseída. “Mandé noticias del
mundo de allá a quien supiera/ en un abrazo véngame a esperar/ voy llegando”,
canta.
Baja los escalones en tacos aguja,
suave como el roce, mientras sigue la melodía. Se desliza entre el público que
vino a verla, que vino a escucharla, que vino a gritarle ¡uuuuuuuuuhhh! y a
levantar la mano cada vez que una frase suya hace eco. Canta bagualas. Recita
poesías. Es una gran showtrans.
Diosa: le gritan diosa. La aplauden: una, cien, nosécuantasveces. En el artístico mundo under trans es una celebridad. Tal vez por eso, Susy me dice que
es, artísticamente, más que Daniel, aunque Daniel y Susy sean una continuidad:
en lo político, en el jugar. Así dice.
Tiene una pulsión a abanicarse. La
mano derecha es inquieta y el abanico su cómplice. Lo abre, lo cierra, sacude
el aire con frenético swing. Afuera llueve como en las malas películas.
Adentro, la lluvia se transforma, se transpira, se transporta, se transita:
hace calor pero no sofoca. La noche es un elástico: se estira. Hay más
bagualas. Hay más poesías, adentro. Afuera, un taxi, no hay.
*
Sobre la mesa hay una cerveza fría,
dos vasos que se calientan y un celular, en vibrador, que ronronea con
aterciopelada fragilidad. Los uñas de Susy juegan, como si no jugaran, con él.
En su blog se presenta así: “¿Qué soy?
¿Importa? Soy arte”. En Facebook se presenta así: “Soy género colibrí”. Ante
mí, se presenta así: “Tomamos una cerveza, ¿no?”.
Afuera, el sol se acuesta; la luna
cumple su función. Adentro, el grabador también cumple su función. Registra:
–Ser arte está ligado al hecho natural de andar bien pegadita al eje creativo,
a mirar de ese modo las cosas y desde ese modo actuar. Soy el primer objeto de
arte a construir.
El aparato también registra: silencios
perfectos, que hablan; una voz seca y calma como el tabaco y una búsqueda
intensa de la palabra exacta. El escritor Ítalo Calvino usa un concepto,
“levedad”, como un principio básico de la composición artística en alusión al
peso de las palabras. Como un radar, Susy tantea el espectro de su decir antes
de verbalizarlo. Busca el peso específico.
Todavía no, pero en un rato traerá, a
su diccionariohabitualdefrases,
adjetivos tales como binario, machista, patriarcal. Si las palabras dibujan
mundos, ésos son los que aspira a derruir con un afán: hacer de su práctica
cotidiana su apuesta política. Desde esa trinchera dispara, como una
guerrillera.
–Yo tengo una hija y me parece que hay
algo absolutamente práctico en ser madre, padre, todo lo que nos toca ser:
poner en actos, en la cotidianidad, ese “Hombre Nuevo” que añoraba el Che
Guevara.
*
Si las palabras definen los mundos,
Susy me obliga a descartar, en varios pasajes, los términos que las dividen en
masculinas y femeninas, y usar una x genérica. El lenguaje no es trans, pero hay términos que mutilan la
profundidad y el significante de lo que, no sólo su boca, aspira a nombrar.
La expresión trans es, por definición, inefable: cualquier significado la
aprisiona, la asfixia. En sentido estricto incluye a travestis, transexuales y
transgéneros aunque en términos más usuales remite a las identidades y
construcciones culturales que se diferencian de la lógica binaria (hombre o
mujer), signada por el genitalismo: pene igual varón, vagina igual mujer. –En la medida en que nos desidentifiquemos de lo
preestablecido, todxs somos trans,
independientemente de la sexualidad que practiquemos –dice.
Otro día, de tarde –el sol se
extingue, la luna se asoma– Susy me dirá cómo define lo trans: –El tránsito de este mundo pacato a la búsqueda de otras
masculinidades y feminidades enormemente ricas y potencialmente entrecruzadas.
Descolonizarnos de los modelos reproductores de lo binario.
En los últimos años, el Congreso
argentino parece haber pulsado la tecla F5 en la sanción de leyes de
diversidad, con la aprobación de dos que eran largamente reclamadas por la
comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero). El 15 de julio de
2010, Argentina pasó a ser el primer país de América Latina en legalizar el
matrimonio entre personas de un mismo sexo. El 9 de mayo de 2012, la Ley
Nacional de Identidad de Género: “Toda persona podrá solicitar la rectificación
registral del sexo y el cambio de nombre de pila e imagen, cuando no coincidan
con su identidad de género autopercibida".
La legislación ubica al país, en
términos legales, en una situación de vanguardia frente a sus pares de la
región. Sin embargo, aunque puedan casarse, aunque tengan su nombre en el
documento de identidad, el 90% de las travestis sigue teniendo un destino
laboral excluyente: la prostitución.
*
La hija de Susy se llama Anahí, tiene
21 años y es artista plástica. Cuando nació, Susy era Daniel: su papá. Ser hijo
es crecer y confiar.
El vínculo que las une respira arte.
Comparten espacios, amigxs, escenografías: en Casa Brandon, Susy canta y recita
poesías; Anahí expone sus pinturas. La noche también crece, afuera. Adentro, se
alarga. –Somos pares en muchas cosas, no sólo porque ella también sea una
artista: por ese mundo nuevo que optamos por construir –dice Susy.
Con el ticket que me dan al pagar la
entrada recibo una tarjeta personal con los datos de contacto de Anahí, en
función de las pinturas que expone en el lugar. Al otro día recibo, también, un
mail con sus respuestas a mi pregunta.
–La transición de Daniel a Susy la
viví durante toda mi vida, no es que de pronto decidió calzarse el canecalón y
salir a despelotar el mundo, de hecho fue desde que yo era niñita cuando Susy,
todavía sin consolidarse como tal, ya se subía a los tacones altos y llevaba
esos vestidos tan ceñidos, amparada por el ambiente familiar de una fiesta de
disfraces (y digo familiar en el sentido de amistades, en ese momento los
parientes no sabían mucho); hasta llegar a los tablones de Giribone. Ahí es
donde nace, donde se muestra y empodera, en el 2001. Susy/Daniel es mi mapa,
hasta en ese sentido es tan poético, es mi ma-pá. Es mi compañerx, amigx,
confidente, va más allá del mero rol paternal, me mostró todas las
posibilidades de cómo ser y más, hasta las que todavía no se catalogaron. Cada
día soy más consciente de las muchas fallas que hay en este mundo binario y
heterosexual, pero nunca olvido lo que sí se está construyendo, gracias a seres
hermosxs como Susy o Marlene, que tengo el gran honor de contar en nuestra
monstruosa familia.
*
Como dice Anahí, en este tránsito de
creación de Susy hay una estación obligada: Giribone. En ese espacio –que toma
su nombre de la calle en donde está ubicado, en el barrio de Chacarita, otra
vez Buenos Aires– hubo espectáculos, hubo convivencia, hubo creaciones. Susy y
Daniel lo habitaron durante siete años, paridos por el espíritu asambleario que
generó la gran crisis política, económicosocial y de representatividad del año
2001 en Argentina, donde asumieron cinco presidentes en una semana y surgieron,
o se visibilizaron, formas de organización autogestionada.
Entonces, Susy saltó de los escenarios
a la calle. La crisis de representatividad se hizo cuerpo y espejo. Fue el
final, también, de su militancia de izquierda en estructuras partidarias,
verticales, en las que había participado en los ochenta.
–En el socialismo encontré muchas de
esas reivindicaciones que me siguen inquietando todavía, pero después de pasar
por algunas estructuras entendí que también necesitan reverse, porque hay mucho
machismo. Lo patriarcal y lo binario no todxs lo ponen en duda: no creo que sea
un problema únicamente del capitalismo, como me lo explicaban. Entonces está
muy bien ser revolucionarixs pero lo de puto no está tan bien, y menos si
encima te me hacés la trans… Es mucho
el trabajo que, entendí, primero tenemos que hacer entre lxs pares para
enfrentar al sistema, rever eso que reproducimos en nuestros vínculos.
En medio de la
legislatura que nace en tu cerebro,
esa que llena de leyes
chatas la bata de tu deseo,
que dice que ahora no,
que dice que el sueño
agota,
que dice qué limpito el
piso,
que dice que mejor
semáforo que paloma.
¡Quemo el recinto de tus
leyes!
piquetera trans de la
aurora.
(“Poemario
Trans Pirado")
*
Tuvo una hija. Escribió un libro.
Escribió dos: “Relatos en Canecalón” y “Poemario Trans Pirado”. En ambos,
poemas arremolinando las hojas. Los ojos leen: versos, dolores, sexo, amor,
lágrimas, resistencias, luchas, rimas, coplas.
Boca abajo soy leona,
Viento arriba soy
paloma,
Puerta arriba rebalso.
(Fragmento
de Mi espalda, “Poemario Trans
Pirado”)
La imagen de adolescentes echadxs de
sus casas por expresar su identidad travesti es recurrente en el universo trans. La inmensa mayoría es, antes que
nada, hijx del dolor. Ser padre, a veces, es creerse dueño del destino de lxs
hijxs. Lxs padres de Daniel, lxs de Susy, lx dejaron crecer. Su dolor, dice, no
es personal: es y será social. Por eso no reniega de su propia masculinidad.
“Soy Susy y todos los
Danieles que tuve, que tengo y que tendré, y cada vez que soy más Susy, me voy
más sucia y masculina con mi hembra creada por el lado del camino, ese que me
sigo abriendo e inventando…
Susy Shock
Daniel Bazán Lazarte
Daniel Shock Lazarte
Susy Lazarte Shock”
(Prólogo
del “Poemario Trans Pirado”)
En su casa no hubo andáte: –Amé ser
ese niño que además fue amado y respetado por mis viejxs. Supieron ejercer ese
rol materno paternal que suelo poner muy en duda en esta sociedad machista y
patriarcal, ya que a nadie lo obligan a venir a este mundo, y menos a que si no
sos lo que esperan te paguen con expulsarte a la calle, con la violencia y el
desprecio, como sucede la mayoría de las veces. Por eso entiendo a mis
compañerxs cuando queman su pasado al quemar sus fotos; no querés acordarte que
sufriste y no te quisieron, no querés el recuerdo que te hace mal y desde donde
tanto tuviste que remarla para salir y poder construirte en tu mismidad.
Mismidad es una palabra que dan ganas
de cortar y pegar. Lo hago, velozmente: mismidad.
Un día después de la última vez que
nos vimos, Susy me envía un mail. Antes de pulsar “Enviar”, escribe: “Te doy un
dato trans. Mi bisabuelo se llamaba
Rosa y mi bisabuela se llamaba Santos, así que ellxs andaban por el mundo de
esa manera, Don Rosa y Doña Santos... jejej que además fueron lxs padres de mi
abuela Rosa Lazarte, la que me dijo: ‘Buena vida y poca vergüenza’!!!”
ME RECUESTO
En la parte muerta de la
vía
a sentir el tun tun de
los antiguos carruajes,
esa fechoría del pasado
que me arremete
en el incienso de la
levedad,
ese ojo calmo, donde
navega la profecía
(Me
recuesto, “Poemario Trans Pirado”)
*
Antes de aquel último encuentro, nos
volvimos a ver. Buenos Aires es un bar siempre abierto. En los parlantes hay
tango electrónico y más acá, dos vasos, una cerveza: nosotros.
Hace cuarenta y ocho horas llegó de
Brasil, en donde hizo dos funciones dentro del Queering Paradigms IV que se
realizó en la Universidad Federal de Río de Janeiro: –Dos funciones hermosas y
bien distintas, una en el auditorio y la otra en la noche de cierre, en la
fiesta en un boliche gay del barrio de Lapa, que estaba lleno de gente del
Festival y de brasilerxs que suelen ir al lugar y no me conocían. Después me
fui a Belo Horizonte a actuar con Guilherme Figueiredo, artista genial con el
que ya trabajé en Buenos Aires.
Queering Paradigms es un congreso
internacional que va por su cuarta edición. Surgió como una reacción académica,
política y científica ante una decisión homofóbica (ya revocada) de la
Canterbury Christ Church University en Inglaterra, en 2008. Su objetivo es
discutir y problematizar los procesos de normatización y la marginación en las
sociedades contemporáneas.
Lejos de las academias, en las calles,
Susy Shock se define como súper tetera. –En las teteras, que siempre están
desprestigiadas, encontré lazos afectivos impresionantes. Por eso siento que en
los márgenes nace la humanidad. Parece que hay algo en la supervivencia, en ese
lazo de cuidado, en guarda que viene la cana. Yo me formé ahí. Mi genitalidad
está formada en esos espacios, en momentos más complicados que éstos.
No tengo idea, hasta que menciona la
palabra, de qué son las teteras. Se lo digo. Me dice: –Las teteras son los
baños públicos adonde nos fuimos encontrando y descubriendo en ese ‘toco y me
voy’, que para mí es una reapropiación del deseo en lo público y una
resistencia, no sólo de cara a quienes te perseguían y persiguen por eso, sino
a la moralina que en nuestra propia comunidad tenemos con respecto a lo
promiscuo, a lo que está ajeno al amor, parece que siempre es el discurso
higiénico con el cual nos queremos hacer respetar y desde donde pretendemos que
nos acepten.
En esa academia potenció su arte. –Son
espacios de cofradía de las catacumbas para encontrarnos, y nos cuidamos. Lo he
visto más profundamente ahí que en asambleas o en partidos políticos y me
parece una posibilidad cotidiana de otra construcción. Hay que andar así por el
mundo. No puede ser que solamente sea una linda poesía, una linda canción, una
bella consigna partidaria y después, en la práctica, no nos pase por el cuerpo.
Me hace mucho ruido eso. No lo quiero. Quiero el gesto más compacto entre el
decir y el hacer.
*
En su casa suenan Mercedes Sosa y
Liliana Herrero. Mucho brasilero, mucho rock. “Mucha música rara”. Así dice.
Elige a autores y cantantes “periféricos”. Así dice. Valeria Cini, Pat Morita,
Soema Montenegro, Sofía Viola, Andrea Bazán, Mariano Barrionuevo, Caro Bonillo,
Camila López. Y arriba del podio pone a Juan Gelman. “Con Gelman tendría sexo”.
Así dice.
Su pareja no es pareja: es una tríada.
La Wikipedia dice que tríada “es un conjunto de tres elementos especialmente
vinculados entre sí”. La Shock dice: –No hablamos de unx compartido por dos, no
somos swingers, somos tres en un
abrazo de tres.
Siempre pensé que ese tipo de vínculo
era exclusivo de los canales de cable con documentales gomosos, pero enfrente
no hay un televisor. Le pregunto, entonces, cómo se estructuran en la vida
cotidiana y siento vergüenza por mi estructurada pregunta. Susy me pone en
Shock. Me responde con ironía: –Comemos, vamos al baño, pagamos expensas,
etcétera.
Me río por reflejo y mis ojos vuelven
a inquirirla. –No sé qué somos, pero sí lo que vamos dejando de ser –dice, con
retórica. También dice: –Al no ser sólo dos somos más comunitarixs. En lo
íntimo también es circular la cosa, no hay proveedor y proveído, todo abunda y
todo rota, eso nos saca de la lógica de que hay uno que manda, que penetra, que
es el jefe. Tiene que existir el diálogo y los nuevos acuerdos; mal no nos va:
hace ocho años que estamos juntxs. Ellxs (Edu y Mauri) tienen otro perfil, de
menos exposición. La que lo hace (porque es mi oficio) soy yo. No les interesa
esto de salir en notas. No es un fenómeno, es una búsqueda muy hermosa, muy
gozosa. A partir de la necesidad de estar juntxs tuvimos y tenemos que
reaprender los modos, ya que en ningún lugar se indica cómo es esto de armar
una historia entre tres.
Esa es la noche en la que la veo
mezclarse en la sombra, tras el farol, en la calle. El adentro se transporta
afuera y son, entonces, la misma cosa: el mundo interior de Susy Shock.
Yo, trans… pirada,
Mojada, nauseabunda,
germen de la aurora encantada,
la que no pide más
permiso
y está rabiosa de luces
mayas,
luces épicas,
luces parias,
Menstruales, Marlenes,
Sacayanes, bizarras.
Sin Biblias,
sin tablas,
sin geografías,
sin nada.
Sólo mi derecho vital a
ser un monstruo
o como me llame
o como me salga,
como me pueda el deseo y
las fuckin ganas.
Mi derecho a explorarme,
a reinventarme.
A hacer de mi mutar mi
noble ejercicio.
Veranearme, otoñarme,
invernarme:
las hormonas,
las ideas,
las cachas,
y toda el alma.
Amén.
(Fragmento
de “Reivindico mi derecho a ser un monstruo”)
(Inédita. Enviada al "III Premio Nuevas Plumas. Crónicas inéditas en español")
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