lunes, 26 de noviembre de 2012

Secretos en las necrológicas del represor Albano Harguindeguy*


LOS 14 AVISOS PUBLICADOS POR EL DIARIO LA NACIÓN REVELAN UNA TRAMA DE NEGOCIOS Y SANGRE

Christian J. Zimmermann y Jorge Orozco Echervz son dos de los nombres que surgen de los saludos al ex ministro del Interio que murió en la impunidad el pasado 29 de octubre.

Por Luis Zarranz
El represor Álbano Harguindeguy falleció en la impunidad el lunes 29 de octubre de 2012 por la noche. El miércoles 31 de octubre el diario La Nación publicó 14 avisos fúnebres de distintos personajes que le escribieron “en su memoria”: su mujer, sus “hijos del corazón”, sus nietos, los cadetes de las promociones 85 al 89 del Escuadrón de Caballería del Colegio Militar de la Nación, empresarios, etc.
Harguindeguy murió en su casa sin una condena judicial firme. Estaba procesado y con prisión preventiva domiciliaria por crímenes de lesa humanidad, en la causa por el secuestro extorsivo de los empresarios textiles Gutheim en la que todavía sigue procesado José Alfredo Martínez de Hoz y el propio Videla, y también estaba siendo juzgado en Entre Ríos y tenía otro proceso pendiente por su participación en el Plan Cóndor.
Ocupó el Ministerio del Interior el 29 de marzo de 1976 y durante cinco años tuvo bajo su mando a la Policía Federal, cuyos oficiales participaron en numerosos grupos de tareas y hechos criminales por los que están siendo juzgados. Había sido jefe de la Policía Federal durante el gobierno de Isabel Perón, en el marco del avance de las Fuerzas Armadas sobre el Estado.
El 20 de agosto de 1976, bajo su mando, 30 detenidos de modo clandestinos fueron sacados de la Superintendencia de Seguridad Federal (ex Coordinaciòn Federal), a metros del Departamento Central de Policía y conducidos a la localidad de Fátima, vecina a Pilar, para ser fusilados y dinamitados en represalia por el asesinato del general Omar Actis. Harguindeguy, sin embargo, logró eludir una y otra vez a la justicia y en 1989 fue beneficiado por el indulto que dictó el entonces presidente Carlos Menem, período que disfrutó hasta 2004.
En esos años siguió ostentando con desenfado su pasión por la caza mayor que practicaba en cotos patagónicos o visitando un campo familiar en proximidades de Balcarce, donde se lo podía ver despreocupado cargando combustible en las estaciones de servicio.
A partir de 2004 se negó a declarar ante la Justicia por hechos que lo vinculaban al Operativo Condor, de integración represiva entre las dictaduras de la región para intercambiar información y presos. En 2006 quedó imputado en una causa junto a su excolega de cacerías en África, el ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, con quien terminó siendo consorte judicial.
A ese procesamiento había sumado otro junto al ya condenado policía Gallone por 153 víctimas de privaciones ilegales de la libertad, tormentos y desapariciones, que no tendrán castigo penal por la muerte de sindicado autor.

Gallone es el mismo efectivo que el 5 de octubre 1982 se hizo sacar una foto que los militares hicieron circular masivamente como un ejemplo de la “reconciliación”. La foto, cuidadosamente armada, muestra un supuesto abrazo entre el policía y una Madre de Plaza de Mayo. En realidad, la Madre lo había increpado a Gallone y él estaba estrujándola, queriéndola callar. Gallone es, además, íntimo amigo y cómplice del “Fino” Palacios, según consta en la causa judicial que investiga al efectivo policial.
En declaraciones a la televisión francesa, que quedaron registradas en el documental Escuadrones de la Muerte: La escuela Francesa de Marie-Monique Robin, Harguindeguy reconoció en 2003 -cuando estaban vigentes las leyes de impunidad- su accionar durante la última dictadura militar. "Hicimos lo que correspondía, en cumplimiento del deber militar. Empezamos bajo un gobierno constitucional y seguimos en un gobierno de facto. Las Fuerzas Armadas deben decirle al pueblo argentino: nosotros los liberamos de ser un país marxista", reconoció el represor y ministro durante cinco años.

Avisos fúnebres del diario La Nación
Entre los 14 avisos que pretenden recordarlo, uno de ellos sostiene: “HARGUINDEGUY, Álbano E. (Vasco), Gral. Div. (R) - Despide con tristeza al amigo incondicional, al gran patriota y ejemplar militar. Christian  J. Zimmermann”.
Zimmermann es un economista que fue vicepresidente del Banco Central durante la dictadura militar. Tras casarse con Inés Pereyra Iraola pasó por el Banco Galicia y, luego, integró el grupo que lideraron Martínez de Hoz y Perriaux en el Ministerio de Economía de la dictadura.
Sus servicios fueron recompensados con la vicepresidencia del Banco Central durante la gestión de Adolfo Diz. Es uno de los cómplices civiles del genocidio militar.
El Terrorismo de Estado uso su maquinaria asesina para hacer desaparecer a 30.000 personas y, además, para hacer negocios en los que, con el pretexto de la “subversión económica”, despojó de sus bienes a grupos empresarios nacionales.
Según el fiscal Federico Delgado está involucrado en la que causa en la que el juez federal Daniel Rafecas investiga el vaciamiento del grupo Chavanne-Grassi por parte de la dictadura militar. El informe menciona explícitamente la intervención del ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz y del ex vicepresidente del BCRA Cristian Zimmermann. “Por intereses netamente económicos, se puso en movimiento la maquinaria represiva y se la blanqueó a través del recurso a expedientes judiciales”.
Zimmermann, amigo de Harguindeguy, es mencionado por su participación en el vaciamiento del Banco de Hurlingham, que hasta finales de 1976 perteneció al Grupo Graiver. Luego de la muerte de David Graiver, los sucesores vendieron el banco en 12 millones de dólares al Grupo Chavanne, que a su vez lo cedió en parte de pago a Industrias Siderúrgicas Grassi. El ingeniero Luis Grassi explicó ante la Cámara Federal que Juan Alfredo Etchebarne, titular de la Comisión Nacional de Valores, y el ex vicepresidente del Banco Central, Christian Zimmerman, querían apoderarse del banco sin pagar un peso. Agregó que también querían llevar a la ruina a su siderúrgica, quiebra que beneficiaba a Acindar, la empresa que presidió Alfredo Martínez de Hoz antes de asumir como ministro de Economía.
“Funcionaron mancomunadamente los referentes del gobierno militar pero, también, aquellos representantes del aparato de justicia afines al régimen y los organismos estatales con vinculación económica que, en definitiva, fueron los que terminaron vaciando a los grupos económicos, entre ellos el Banco Central (BCRA) y la Comisión Nacional de Valores (CNV)”, explica el documento de 13 páginas elaborado por el fiscal Federico Delgado.
“Los casos revelan cómo, mediante la formación de expedientes penales, se velaba una privación ilegal de la libertad de empresarios fuertes y la intervención del patrimonio económico de esos grupos para finalmente vaciarlos. Generalmente, a través de la alegada infracción a la ley de ‘subversión económica’ que permitió saquear esas empresas con la colaboración de los antes enunciados organismos económicos del Estado”, sostiene la hipótesis del fiscal.
El informe fue presentado en el marco de la Causa n° 8405/10 “NN sobre privación ilegal de la libertad; Dam: Chavanne, Marcelo”, pero se refiere también a los casos Defranco Fantín –un empresario dueño de las publicaciones Tía Vicente y El Libro Gordo de Petete, y de casas de cambio– y Oddone, –titular del banco homónimo y la tarjeta Diners– a quien el régimen perseguía por “poseer los mejores negocios de la Argentina”.
El fiscal detectó que las causas penales que blanqueaban el despojo se iniciaban por denuncias anónimas.
En el caso del Banco de Hurlingham, la descripción es –según Delgado– una muestra clara del accionar, en este rubro, de la dictadura. “En noviembre y diciembre de 1978 (época en la que estuvieron detenidos todos los responsables e interesados del Banco de Hurlingham) fue el lapso temporario en el que se produjeron los mayores adelantos del BCRA por 2500 millones de pesos. El vicepresidente del BCRA era, para ese entonces, Christian Zimmermann, promotor de las actuaciones. En enero de 1979 se liquidó el Banco de Hurlingham, por medio de la resolución 41 firmada por Zimmermann. De la pérdida que se asentó que arrojaba el banco, una gran parte se debía a deudas por cargos al BCRA que se generaron en noviembre y diciembre, cuando la mayoría de los integrantes del banco estaban privados de la libertad".
Juan Claudio Chavanne, quien compró el Banco de Hurlinhgam, fue detenido por un grupo armado al mando de Raúl Guglielminetti. Zimmerman designó ocho peritos del Banco Central y la CNV para asesorar a los torturadores.
Además, aplicando el mismo discurso asesino de sus amigos genocidas, sostuvo en 1980 “la inflación está muerta” cuando el país estaba en un proceso inflacionario irreversible.

Otro amigote
Otro de los “amigos” de Harguindeguy es Jorge Orozco Echeverz, vocal de la Comisión de Carreras del exclusivo “Jockey Club”, que preside Enrique Olivera. Orozco Echeverz y su esposa ruegan “una oración” en memoria del represor.
No llama la atención que Orozco Echeverz comparta el directorio del Jockey Club con Enrique Olivera, ex jefe de Gobierno de la Ciudad, que asumió tras la renuncia de Fernando de la Rúa a ese cargo, en 1999. Olivera es hermano del sacerdote Bernardo Olivera, superior de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (trapenses). Bien podrían pedirle a él un rezo por la memoria de Harguindeguy.
En octubre de 2000 Olivera fue designado como Presidente del Banco de la Nación Argentina. Renunció tras la renuncia (una vez más) de De la Rúa a la Presidencia, en diciembre de 2001, para volver a ocupar el cargo en enero de 2002, bajo el gobierno de Eduardo Duhalde. Renunció en abril de ese año. Luego fue diputado de la Ciudad en la lista del ARI de Elisa Carrió y en el 2007 fue compañero de fórmula de Jorge Telerman como vicejefe de gobierno de la Ciudad.
Dios los cría y ellos se juntan...

*Extracto del informe "Dime con quién te juntas y te diré quién eres. Los amigos de Harguideguy, editado por la Asociación Madres de Plaza de Mayo y realizado por el autor.

(Publicada en el diario "Tiempo Argentino", el 26 de noviembre de 2012)

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