miércoles, 5 de septiembre de 2012

Los otros sin techo

AL MARGEN (BARILOCHE)

Una revista que venden los que están fuera del Bariloche de la postal se convirtió en una herramienta para construir otras formas de comunicación y comunidad.



La postal de Bariloche remite a nieve, viaje de egresados, lagos transparentes, Hotel Llao Llao. Pero en los márgenes, fuera del polo turístico, crece la Bariloche de verdad, la que no sale en las fotos. Sus características: precariedad habitacional, con condiciones climáticas que hacen estragos; hacinamientos, falta de gas y calefacción, ausencia de políticas de inclusión, entre otras.
En esa orilla nació, ocho años atrás, Al Margen, revista de la calle con temáticas regionales que venden personas en situación de vulnerabilidad, y que aspira a la inclusión social y la igualdad de derechos. Y, desde allí, desde el reverso de la postal, se consolidó.  Ahora es:

·         Una revista que lleva 50 ediciones ininterrumpidas.
·   Una cooperativa de la construcción, L.A.B.U.R.A.R (Ligados A Buenas Utopías, Resistimos a Resignarnos), que reúne a casi 20 jóvenes que no tenían trabajo y con la que ya han logrado que se los considere para obras públicas. (Actualmente construyen el Centro de Integración Comunitario del barrio 34 hectáreas).
·         Un espacio –“El Semillero”– en el que brindan talleres de fotografía, de comunicación y de carpintería.
·         Las “Caravanas de Juegos” en los barrios, con postas de recreaciones, meriendas y espectáculos populares.
·         La participación y organización de foros como la Mesa de Tierras y el Foro de Niñez e Infancia.

En esa cartografía, había un propósito. El periodista Sebastián Carapezza, “el Pollo”, uno de los coordinadores editoriales e impulsores del proyecto, lo resume así: “Teníamos ganas de ejercer la profesión que habíamos estudiado, pero no nos sentíamos representados ni seducidos por las lógicas de laburo, el tratamiento de noticias y la ambigüedad de los medios locales y regionales”.
Entonces decidieron crear su propio medio y combinar el interés periodístico con la promoción de derechos. De esa forma lograron que el vendedor no sea un apéndice del proyecto sino la pata central: el eje del laburo en los barrios y una fuente valiosísima de información para los contenidos de la revista, de los que también forman parte. 
Dice “El Pollo”: “El proceso que vivimos en estos ocho años es interesante porque se dio a la inversa de lo que marca cierta lógica de las organizaciones. Primero nació la revista y después creció la organización social, la dimensión política. Lo que lo hace atractivo es la variedad de actividades que desarrollamos en diferentes planos, pero coordinadas a la vez: lograr sentar semanalmente en una mesa a personas que realizan tareas tan diferentes entre sí, pero que son parte del colectivo es uno de los logros internos que más valoramos”.

LEGITIMIDAD EN LAS CALLES
Con fuerte presencia de temáticas locales y regionales que no son sostenidas por otros medios (tierras, acceso a lugares públicos, abusos policiales, niñez y adolescencia) y entrevistas a figuras tales como Evo Morales, Eduardo Galeano, Hebe de Bonafini, Skay Bellinson, La Renga u Osvaldo Bayer lograron consolidarse como una opción periodística de la ciudad, y sostener una tirada que cualquier medio envidiaría. Agrega Carapezza: “La coherencia de trabajo (en talleres, en los barrios, en los márgenes) nos dio “el más valioso capital que tenemos: legitimidad”

-¿Qué tipo de diálogo mantiene la revista con los lectores, con la comunidad?
-Desde los inicios la revista interpeló a un sector de la sociedad barilochense que apoyó el proyecto comprándola, pero a su vez involucrándose con el crecimiento de la organización, participando en los talleres, contratando los servicios de la cooperativa LABURAR y promocionando nuestras actividades. A otro sector de la sociedad le parece “positiva” la producción de un material gráfico que vendan pibes en la calle y les remite a otros proyectos similares a lo largo del país pero no interpretan el proceso organizativo que hay detrás. Apoyan desde ahí. Un último sector, que no se puede medir por barreras socioeconómicas, nunca se interesó y dudo que a esta altura lo haga.

COLECTIVO LARGA DISTANCIA
En Al Margen no sólo sobran las propuestas, también los apodos. Alejandro Palmas es “El Duke”, otro de los coordinadores e integrante de la cooperativa de la construcción. Destaca un concepto, fundado en la práctica, para definir al colectivo: la autogestión. “Ésa es la diferencia cuando, por ejemplo, vemos construcciones hechas de ‘arriba’ hacia ‘abajo’, con muchos recursos pero que no son realmente transformadoras”, sostiene.
Dice sobre la propia organización: “La forma que nos dimos es la asamblea. En ese espacio discutimos y consensuamos los pasos a seguir, luego distribuimos tareas y responsabilidades entre los compañeros y nos vamos trazando objetivos por línea de acción”.
“Chelo”, Marcelo Viñuela, es otro Al Margen y habla sobre la decisión de constituirse legalmente en una asociación civil: “Asumir esa formalización nos planteó más trabajo, pero como resultado tenemos el desarrollo de una herramienta de gestión administrativa y jurídica que representa nuestra dinámica organizacional. Y este tema, en muchas organizaciones, suele ser un agujero negro, o terminan delegando toda esta gestión en un contador. Nosotros preferimos asumir esta complejidad, realizar el ejercicio de sistematizar nuestras prácticas y generar conocimientos a través de esta praxis”.

-Además de la venta de la revista, ¿de qué manera participan del proyecto los vendedores?
Palmas: -Son partícipes y promotores de este proyecto. El mejor ejemplo es “Lucho (otro apodo), un vendedor histórico que por primera vez pudo publicar sus historietas en las contratapas, y por estos días va a salir una edición especial con sus trabajos.

PELEAR LA CALLE
El Pollo, el Duke y Chelo son pilares donde se asienta buena parte de la organización, pero la estructura colectivizada es la que define las decisiones. La revista es un medio: permite visibilizar las noticias que otros medios invisibilizan, y brinda una posibilidad concreta de laburo a personas marginadas, también invisibilizadas.
En estos ocho años de recorrido la revista valoró al lector: jamás publicó notas bajadas de internet sino que privilegió, de mil maneras posibles, la producción de contenido propio: “Preferimos elaborar en forma total los contenidos. Dentro de sus páginas, además, hay secciones que son manejadas en forma autónoma por el equipo de comunicación mapuche, la Red de Agricultores Familiares y la historieta que es elaborada por uno de nuestros vendedores”, explica Carapezza.
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-¿Qué destacan en estos ocho años de laburo periodístico y cuáles son los próximos desafíos?
Carapezza: -Sostener un medio con las características de AL MARGEN no es sencillo en ningún lado, y menos en el interior del país. A 8 años de este periplo todavía la seguimos peleando en cada edición pero con una constancia que se ha convertido en una de nuestras mayores fortalezas: estar en la calle; entender al periodismo con un compromiso social, con una óptica alejada de los intereses y vicios que predominan en la actualidad en los medios comerciales. Y con limitaciones, errores, falencias y a paso lento, construir, sostener y profundizar una agenda y un modo diferente de comprender la construcción social. Desafíos, objetivos y propuestas de trabajo hay un montón: es muy gratificante saber que para este tipo de proyectos aún no se vislumbra un techo.

No hay techo, como el que tampoco tienen muchos de los que habitan la Bariloche que está Al Margen de las postales del Cerro Catedral.

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(Publicada en la revista "Mu", septiembre 2012)

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