Es una
joven multiinstrumentista, compositora e intérprete cubana que acaba de
brindar, en nuestro país, una serie de recitales junto a músicos de la talla de
Liliana Herrero y Raly Barrionuevo. Crecida en La Habana, frente al mar,
desembarca en estas playas para salpicarnos con gotas de su música.
Por Luis Zarranz
Yusa se acerca liviana y relajada. Se desploma sobre la
silla mientras bebe pequeños sorbos de agua mineral. Son las diez de la noche
de un lunes pasado de moda. Acaba de lucirse como invitada de la Bomba de Tiempo y ahora se
acomoda para escuchar las preguntas, con el ímpetu del escenario aún sobre sus
zapatos.
Calificada como una de las representantes de la nueva ola
de músicos cubanos que condensan la tradición de su país con los sonidos del
resto del mundo, en su caso particular hay una mixtura de varios géneros: rock,
jazz, pop, ritmo brasileño y, por supuesto, profunda raíz cubana como la rumba,
la trova y el son.
De vuelta a la Argentina , a la que llegó por primera vez como
bajista de Santiago Feliu, y luego se hizo habitué de estas pampas, acaba de
ofrecer una serie de conciertos en el Café Vinilo, durante los viernes de
abril. El Ciclo, “Descarga con amigos”, la enlazó en el escenario con Liliana
Herrero, Tonolec, Raly Barrionuevo y Hugo Fattoruso en cuatro shows de enorme
calidad sonora, amplia variedad de repertorios y una calidez tal que no
alcanzaron a saciar el deseo de verla en Buenos Aires. En ellos, Yusa se
destacó no sólo por su tierna voz sino por su virtuosismo en todos los
instrumentos que toca: guitarra, tres cubano, bajo y piano, acompañada por
Mario Gusso en la percusión.
Ahora, con idéntica pasión, conversa con Sueños Compartidos.
-¿Cómo estás
transitando este regreso a la
Argentina ?
-Es más difícil porque el público se convierte en uno
habitual, entonces para mí es un reto porque soy muy exigente conmigo: no me
gusta estar haciendo siempre el mismo repertorio porque para mí la música es un
modo de vida y, al mismo tiempo, vivo de la música. Sin embargo, la base
fundamental, en mi caso, es la vocación.
-Que el público
sea habitual, ¿implica que vos sientas estos escenarios como habituales
también?
-Sí, y es la primera vez que reitero el lugar y es como
si estuviera viviendo acá, en mi casa. Eso es lo mejor y lo más peligroso,
porque es un público que ya me conoce, que va a ver a la Yusa que conocieron en un
momento y también va otro público que espera otras cosas. Pero es reconfortante
saber que hay cada vez más personas que están siguiendo una propuesta de otro
país, habiendo tan buena música y una cultura tan fuerte aquí. Ahí tú notas la
conexión entre Cuba y Argentina. Tú no sabes lo que siento cuando escucho la
chacarera: se me salen las lágrimas porque es tan de la tierra, tan arraigada
que me conmueve. Entonces llego aquí y es como caer en los brazos de esa tierra
con tranquilidad. No sabía que tenía esa capacidad, porque soy bastante de
Cuba, del mar, crecí en la zona este de La Habana. Viví siempre
frente al mar, mi padre es marino mercante. Entonces es difícil que me sienta
como en mi hogar fuera de él, pero aquí lo siento
Yusa está hablando de la música, de Cuba y del mar, tres
elementos básicos de su vida. Dice que le es imposible identificar cuándo
surgió ese vínculo tan intenso con los acordes: “Chico, si tu supieras que no
tengo conciencia de cuándo fue, porque siempre me interesó. No tengo un
momento”, argumenta para dar cuenta de un amor prematuro, tanto que en vez de
juguetes pedía instrumentos: “Una vez pedí una guitarra y me regalaron una
chiquita, y yo decía ‘no, quiero una de verdad’”, expresa entre risotadas. El
efecto envolvente del mar le produjo idéntica fascinación: “Es mi medio
natural”. De Cuba, de esa Revolución que admite mayúsculas, afirma: “Yo soy
parte de ella. Todo lo que soy hoy tiene que ver con ese proceso,
evidentemente, porque si no, no pensaría como pienso, toda la evolución que
hice en mi carrera… también tuve un tipo de vida que fue afortunada porque tuve
oportunidad de ligarme a otras culturas y países desde muy joven y eso también
te hace valorar de dónde vienes y cuán grande es lo que tienes. Eso es lo más
difícil cuando estás en Cuba”.
“Mi país es donde quisiera morir. Igual, puedo vivir en
cualquier lugar del mundo: estoy apta, y eso me lo hizo esa Revolución. Estoy
súper orgullosa de ser mujer y cubana”, afirma en ese decir tan característico de
esa isla que desde hace cinco décadas es un faro para los pueblos
latinoamericanos deseosos de soltar amarras.
Yusa vive en La
Habana pero además es ciudadana del mundo, al que recorre
impulsada por los acordes de su guitarra: Inglaterra, Francia, Alemania,
Italia, Holanda, Brasil y Japón, entre otros, fueron algunos de sus destinos.
Ya con su tercer disco solista bajo el brazo, “Haiku” (2008), festeja la libertad
con la que transita el universo discográfico: “Por suerte no he tenido que
hacer las canciones que nadie espera que haga, nunca he tenido la premura de
estar haciendo quince temas para un disco, por ejemplo. Incluso, el último dura
37 minutos: ni siquiera tiene el tiempo estándar”.
-¿Cómo
comenzaste a componer?
-Es muy curioso porque la música y la literatura me
fascinan. Me encanta aprender. No soporto no saber. Tengo esa curiosidad.
Cuando vi por primera vez a Domingo Candelaria, actor y músico, me descubrí a
mí también: Me dije: “Esto es lo que yo soy”. Y yo aún no había escrito una
canción. Ese día empecé. Él llegó a mi vida para eso, es algo que voy a
agradecerle siempre porque ahora mismo no puedo parar de hacerlo. Incluso no
soy tan prolífica, me tomo mi tiempo y quiero dejar fluir el pensamiento sin
tanta forma y ni tanto vericueto.
Las referencias musicales en su repertorio son
inabarcables. En Haiku, cada una de las diez canciones es una pequeña pieza de
orfebrería donde se multiplica como autora, cantante e, incluso, toca casi
todos los instrumentos, en un combo que es una caricia para los oídos y un
despliegue impresionante de influencias musicales. Yusa no sólo las acepta: las
necesita para poder seguir adelante.
-¿Qué
influencias musicales reconocés?
-Ta difícil, porque tengo tantas… he viajado mucho
también y he tocado muchos tipos de música. Tengo las influencias conscientes y
las que busco porque se adhieren a lo que soy, pero las otras son las que ni
siquiera me doy cuenta, las que uno va procesando en ese camino.
-¿Qué es la
música para vos?
Yusa se levanta de la silla con el mismo ímpetu con que
se sentó. La botella de agua es prehistoria. Alza la guitarra y se prepara para
ir a otra entrevista. Se va, literalmente, con la música a otra parte, pero
como el mar, pronto estará de regreso.
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