sábado, 31 de mayo de 2008

La herejía de ejercer la soberanía


El presidente de Bolivia, Evo Morales, nacionalizó el petróleo y la empresa telefónica de su país. Así, sigue cometiendo la osadía de cumplir lo que prometió en la campaña. Los que se niegan a ceder privilegios, por su parte, continúan con la intención de aprobar sus estatutos autonomistas para socavar el poder del Gobierno. En el medio, el Senado aprobó un referéndum revocatorio donde Evo tendrá que validar sus votos. Lo que pocos dicen es que el proyecto es una iniciativa de él: el único “dictador”, junto a Chávez, que se somete al veredicto de las urnas.

Por Luis Zarranz
   Para quienes piensan, sienten y creen que América Latina tiene un destino común, es imposible ser indiferente al proceso que transcurre en Bolivia, donde un gobierno con fuerte arraigo popular sufre el acoso de las elites para hacerlo desistir de sus propósitos.
   Bolivia atraviesa momentos de grandes definiciones. A nadie debería sorprenderle: siempre que un país del Tercer Mundo comete la osadía de  ejercer su independencia, y no sólo a declamarla, los agoreros de siempre agitan los fantasmas del caos y el desgobierno.
   Evo Morales está haciendo lo que en un mundo normal debería ser regla común: cumplir con lo prometido en la campaña. Sin embargo, en un continente donde los gobernantes suelen hacer lo contrario a lo que prometen, lo suyo suena a herejía. Y mucho más cuando los que están enfrente son poderosos.
   Así, la oligarquía de las regiones más prósperas del país comenzó a articularse con el objetivo de boicotear al Gobierno y los cambios que la sociedad boliviana reclama.
   El 4 de mayo los ciudadanos de Santa Cruz debieron votar, por “SI” o por “NO”, sobre un estatuto autonomista cuyo propósito formal era finalizar con el centralismo de la estructura política boliviana pero cuyo objetivo no declarado era minar los cambios sociales alcanzando un control legal sobre los mismos. Un 84% de los que fueron a votar –menos del 50% de los habilitados- votó por el “Si”.
   El resultado tiene dos lecturas: se dirá que la mayoría aprobó la autonomía. Pero sólo el 84% de la mitad de la población, los que fueron a votar, lo hizo a favor.
   El estatuto permitiría a Santa Cruz definir su política de tierras, de economía, de educación, de salud y le permite crear una Asamblea Legislativa para aprobar leyes departamentales y designar autoridades locales. El documento convierte al prefecto en gobernador y dispone su elección por voto directo. En total, el estatuto incluye 43 competencias locales exclusivas. Entre las más conflictivas está el manejo de la tierra de esta rica región agroindustrial sin injerencia del Estado central, lo que es denunciado por el gobierno como un intento de frenar la reforma agraria en marcha.  
   El referendo autonomista, organizado por los líderes opositores de Santa Cruz, no tiene ningún valor legal y en este punto se han puesto de acuerdo casi todos los constitucionalistas bolivianos. El único valor, que no es poco, es la posición de la sociedad sobre el asunto.
   El MAS de Evo Morales no se opone al debate sobre las demandas autonómicas pero tiene presente que tal como fue instrumentado solo tiene un objetivo: socavar las transformaciones del primer presidente indígena en 182 años del país, cuya población, paradójicamente, es indígena.
   "Con el pretexto de autonomía se quiere dividir el país, pero no vamos a permitir ninguna división de Bolivia", sostuvo en aquel entonces Evo Morales. Junto con la región agroindustrial Santa Cruz proclamaron simbólicamente sus autonomías la gasífera Tarija (sur), la ganadera Beni (noreste) y la forestal Pando (norte), que concentran dos tercios de la riqueza nacional.
   Después de la nacionalización de los hidrocarburos, la realización de la Asamblea Constituyente, la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado, y con ello la constitucionalización de cientos de derechos postergados durante siglos, es evidente que las elites se sientas “amenazadas”.  

Petróleo boliviano
   Tres días antes del referendum, el 1º de mayo, el presidente boliviano cumplió con su principal promesa de campaña y estatizó cuatro petroleras, ente ellas Andina, subsidiaria de la hispano-argentina Repsol YPF. 
   Desde ese día, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos tiene el 50% más una acción de Andina, que explota 18 campos petroleros menores en forma directa y posee la mitad de los dos pozos de gas más importantes del país, San Antonio y San Alberto, en sociedad con Petrobras.
   A Morales le bastaron 6 millones de dólares para comprar el 1,08% de las acciones que permitieron a la petrolera estatal asumir la mayoría accionaria de Andina. Puso así punto final a un proceso de nacionalización iniciado exactamente dos años atrás. El 1 de mayo de 2006, con sólo cuatro meses en el poder, Morales estatizó el sector de los hidrocarburos y cumplió con su principal promesa de campaña.
  En aquel entonces, la norma otorgó al Estado boliviano el 82% de las regalías de los principales pozos gasíferos, exactamente lo mismo que antes se llevaban las petroleras. Este 1º de mayo, además, Evo decretó la nacionalización de Entel, propiedad en un 50% de la italiana Telecom. Morales ya había anunciado en enero de 2007 su intención de recuperar Entel, pero las negociaciones se estancaron después de que los italianos presentaran una demanda de arbitraje internacional que Bolivia abandonó el año pasado.
  
Referéndum revocatorio
   Cómo si fuera poco lo que ya sucede en Bolivia, el Senado aprobó la realización de un referendo revocatorio que afecta al presidente Evo Morales, al vicepresidente García Linera y a los gobernadores de los departamentos. La propuesta había sido elaborada por el propio Morales hace medio año, pero la oposición congeló esa iniciativa en espera de una ocasión propicia a sus intereses.
   La oligarquía boliviana confía en sacar a Morales del poder, pues si el referendum le es adverso, el Presidente tendrá que convocar a nuevas elecciones. Aunque la figura jurídica que permite revocar el mandato de un gobernante es común en todas las legislaciones, en la práctica apenas se utiliza. El único precedente de un referendum limpio y transparente ha ocurrido en Venezuela. Allí, pasó algo nunca antes visto: un dictador somete su mandato al voto popular.
   Chávez  obtuvo una respuesta a su favor por encima del 60% del electorado, a pesar de los millones de dólares que invirtió el gobierno de Estados Unidos en su contra. El turno es ahora para Evo Morales. Será una cita trascendental, en agosto, para medir fuerzas y dar nuevos impulsos al proceso reformador emprendido por el abanico de organizaciones políticas y sociales de la Bolivia pobre
   Mientras tanto, la elite racista, depredadora y mediocre que ha saqueado las arcas públicas desde siempre, que ha entregado las riquezas del país a las empresas multinacionales a precio de ganga y ha gobernado con mano de hierro registrando el dudoso honor de tener el mayor número de golpes de Estado de todo el continente y de convertir a esa inmensa mina de recursos naturales en el segundo país más pobre de toda el área después de Haití, seguirá planificando conspiraciones.
   Van por Evo pero se equivocan de enemigo. Es un pueblo entero el que impulsa los cambios que él aplica.
   No es que no lo sepan. Es que no lo pueden aceptar.

(Publicada en el sitio "Jaque al Rey", 31 de mayo de 2008)

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