martes, 5 de diciembre de 2006

Río que no ríe


Por más espectaculares que sean los secuestros y asesinatos de cada día, la inseguridad ambiental se cobra muchas más vidas que la violencia callejera * Cualquier río es fuente de vida, pero el Riachuelo induce silenciosamente el doble de fallecimientos en los niños que viven en la Cuenca. * Lo único que goza de buena salud es la impunidad, hasta que digamos “basta”.

Por Luis Zarranz
La pequeña embarcación, con capacidad para no más de diez individuos, surcaba las aguas, lenta y mansamente. Sobraba lugar, puesto que sólo viajábamos cinco personas incluyendo a Flavio, el encargado de darle impulso y dirección al bote. El oleaje era nulo debido a que no había viento; tan sólo una leve brisa primaveral.
Era un domingo gris como tanto otros y el reloj marcaba las doce del mediodía. La lluvia, largamente anunciada por los pronosticadores de turno, comenzaba, poco a poco, a hacerse presente.
Ninguno hablaba. Todos permanecíamos en silencio, contemplando los alrededores. El impacto visual calaba tan hondo que enmudecía. Si el resto sentía lo mismo o estaban mudos por otras razones era un misterio.
Quizás no tenían qué decir o el asombro le había dejado su asiento a la cotidianidad. Después de todo nadie se asombra frente a lo común y rutinario. Uno nunca sabe. A lo mejor nadie hablaba porque ninguno se conocía entre sí.
No estábamos paseando por la bella y melancólica Venecia.
No.
Simplemente cruzábamos desde la Boca hacia Avellaneda por el Riachuelo, el “río” más contaminado de América Latina, la región de los ríos más podridos del mundo.

Buenos Aires
Flavio, el remero, es parco, de ínfimas palabras. Para intentar cruzar algunas con él repetimos la travesía varias veces. En total atravesamos el Riachuelo en cuatro oportunidades, dos de Capital hacia Provincia y dos en sentido inverso. De orilla a orilla hay cien metros, con suerte, que se traducen en casi dos minutos de viaje.
Flavio cuenta que incontables veces por día, todos los días, navega de lado a lado, y hace cruzar a cientos de personas. Dice que ya perdió la cuenta de la cantidad de traslados que hace cada jornada pero que está todo el tiempo, yendo y viniendo hasta que, finalmente, viene la noche. Cada viaje, cada cruce, vale 60 centavos.
El aire huele a podrido, nauseabundo. También huele a desilusión, a cansancio, a hartazgo. A todo eso huele este aire que expiden las aguas contaminadas del Riachuelo que fue promesa de transparencia en 1.000 días, pero que cada 24 horas recibe 125.000 metros cúbicos de efluentes industriales a través de conductos cloacales y pluviales y 375.000 metros cúbicos de aguas servidas. Todo eso al cabo de un día. Los 365 que tiene el año.
El aire huele también, asquerosamente, a impunidad.

Detrás, está la gente
Los pasajeros que transporta Flavio son, en su mayoría, vecinos que viven a ambas orillas del Riachuelo. Gente de escasos y escasísimos recursos que sufren los efectos que provoca la alta contaminación del Riachuelo. Seres y humanos que viven en carne propia el modelo de desarrollo capitalista que invita a producir a gran escala, maximizando los beneficios, reduciendo los costos y dejando un tendal de excluidos. En la cuenca del Riachuelo, como en otros tantísimos lugares, esa lógica implica eliminar los desechos de lo que producen, (es decir lo que no pueden comercializar), directamente a ese curso de agua.
El progreso: el puente sin río, el mar sin playa, el río sin agua.
Todo, con la absoluta complicidad de los gobiernos de turno y de un Estado ausente, que no solo no vela por los derechos de los más postergados sino que apoya si pie en ellos para reproducir la lógica de un sistema perverso y asesino.

En movimiento
Sin embargo, como los asambleístas de Gualeguaychú que siguen dando ejemplo de compromiso, participación y democracia, aquí también hay varios que se movilizan y levantan las banderas para defender el derecho universal de un ambiente sano. Gracias a ellos el aire tiene un aroma a esperanza que contagia.
Alfredo Alberti es el presidente de la Asociación de Vecinos de la Boca, que desde hace diez años viene trabajando distintas problemáticas del barrio. “Desde hace cinco años estamos focalizados diariamente al tema del Riachuelo porque su contaminación es el problema más grave del barrio”, sostiene.
“Pusimos las narices pensando que después de los fatídicos 1.000 días de Maria Julia se podía encontrar algo que se esté haciendo, algún efecto residual. Nos hemos encontrado con un panorama inverso”, cuestiona al borde de la indignación.

-¿Por donde empezaron, entonces?
-En el primer sitio donde pudimos anidar fue en la Defensoría de la Ciudad. Nos costó entrar pero lo logramos. El defensor en ese entonces era Antonio Brailovsky. Después lo hicimos en la Defensoría de la Nación, a cargo de Eduardo Mondino. Logramos que trabajaran en línea y el primer dictamen lo hicieron juntos. Este año salió el segundo dictamen de Defensoría de la Nación y logramos el primero de la Auditoria General. Luego de dos años y medio de laburo, hemos logrado también que la Corte Suprema haya tomado este tema, lo cual fue un espaldarazo total y absoluto. Además la movilización de Gualeguaychú nos está enseñando porque se logró instalar el tema ambiental en los primeros planos. Así que la estamos peleando y la estamos peleando a una altura máxima, pero estamos teniendo problemas de altura. Nos estamos apunando.

La alegoría empleada por Alberti tiene relación a que el “tema Riachuelo”, luego del trabajo de varias organizaciones, está en manos de altos funcionarios del Gobierno. “No tenemos la capacidad, todavía, de monitorear, de controlar lo que hacen y lo que no hacen”, dirá posteriormente. Luego: “Eso se revierte con capacidad de movilización y de organización”.

-Usted hablaba de las acciones institucionales que llevaron adelante, ¿qué están haciendo por fuera de ese marco?
-Estamos permanentemente tratando de trabajar en red, de vincularnos. Hemos desarrollado un proyecto que se llama “1.000 banderas por el Riachuelo”. Vamos a los colegios y ofrecemos una charla previa, pasamos un video sobre la Cuenca Matanza- Riachuelo, después seguimos con otra charla y les preguntamos a los alumnos que quisieran hacer para ese cambio. Luego le dejamos como tarea, previamente consensuada con los docentes, hacer estas banderas. La intención es mostrarlas en el hall de las escuelas para que los padres vean lo que trabajaron sus chicos. El objetivo es llegar a mil o más banderas, exhibirlas en las plazas más representativas de la Ciudad y la Provincia y poder decir “esto es trabajo de todos, testimonios de la sociedad”. Es una idea superadora a la recolección de firmas. Nosotros le proveemos las telas y la pintura. La consigna para que los chicos trabajen es “Riachuelo, fuente de vida y de trabajo”; que es lo opuesto a lo que ocurre actualmente. O sea, estamos trabajando en varios frentes. Queremos dar con más gente para tener una movilización genuina. Además no descartamos hacer una presentación internacional si llegáramos a seguir sumidos en esta perdida del derecho a la vida, a la salud, con estos crímenes de lesa humanidad.

-¿Cuáles son los principales perjuicios que genera la contaminación de la Cuenca Matanza-Riachuelo?
-No hay nada que se salve. La contaminación es por tierra, agua y aire. Quines viven a la vera de este basural a cielo abierto están contaminados por el aire que respiran porque el Riachuelo despide gases tóxicos y las chimeneas de las fábricas también. Mucha gente arma huertas para proveerse su alimento porque no tienen qué comer. Imaginate lo que es tener una huerta a metros del Riachuelo. Las napas están híper contaminadas. La cadena alimentaria se traslada a todo. Además no hay cloacas, no hay agua potable, no tienen recolección de residuos. Con este cuadro de situación, las patologías van de las más severas, como cuestiones genéticas y cáncer, hasta las más leves como una diarrea. La mamá lo hidrata con agua no sana, producto de la contaminación, y entonces una simple diarrea puede ser causa de muerte. La zona no esta urbanizada, no hay calles. No pueden salir rápidamente, no hay ambulancias. La gente tira la basura al río no porque sea mala sino porque es la única forma de deshacerse de la basura. Después el Gobierno pone flotadores para que no llegue a verse en lugares turísticos como Caminito. Pero en Barracas el “río” parece pavimentado con basura. En definitiva, existe un circulo vicioso de la miseria, a veinte 20 cuadras de la Casa de Gobierno.

Alfredo se zambulle en un dialogo que se extiende, que se ramifica, que hace surcos como si fuera un río. Sostiene que operan distintos mecanismos para que los más afectados sean los que menos se movilizan.
Las más perjudicadas son las 35.000 personas que viven en la espalda de Barracas, Villa Soldati y Lugano. “Ahí se vive en la indigencia más absoluta. Viven peor de cómo puede vivir cualquier mascota. Están viviendo infrahumanamente, con problemas de salud gigantes”, resume Alberti.
La indignación cala hondo. “Gran parte de la clase media tampoco se moviliza. Muchos están en otra: ‘Yo hago la mía, basta de promesas’”.
Sin embargo, dice Alberti, la mayor esperanza está en la sociedad, en que cada uno se comprometa, en que participemos. “¿Cómo vamos a ganar? Necesitamos que sea la sociedad la que exija. Es la gente la que está subsidiando con su salud el bajo costo de las empresas. Es una batalla que hay que dar a todo nivel porque si no, nos siguen mintiendo, estafando, robando, enfermando.
Mientras los funcionarios prometen, cajonean y se llenan la boca de mentiras, Flavio y su barquito siguen transportando pasajeros en un viaje hacia la nada.


Recuadro
-La Cuenca Matanza Riachuelo está formada por el río, sus afluentes y su área territorial de influencia. Es un territorio con una longitud de 80 Km. y un ancho de 35 Km. Sus aguas terminan en el Río desde la Plata, en la llamada Boca del Riachuelo.

-La población de la Cuenca es de 4.884.823 personas: el 13,5% de la Argentina. El 64% se concentra en Buenos Aires y en los partidos de Almirante Brown, Avellaneda, La Matanza, Lanús y Lomas de Zamora. Medio millón de estas personas viven en villas de emergencia, 13 de las cuales se ubican en el curso inferior del Riachuelo.

-El 55% de la población de la cuenca carece de cloacas y el 35% no tiene agua potable.

-Se calcula que unas 100 empresas son las responsables del 83% de la contaminación del agua de origen industrial. Sólo el 3% de las 3.200 empresas que operan en los márgenes del Riachuelo tiene algún tipo de control de residuos.

-Sus “aguas” producen burbujas de gases venenosos. Alberga 8.500 toneladas de hierro-chatarra, 67 barcos inactivos y abandonados, 17 cascos hundidos y 4.000.000 de metros cúbicos de barro contaminado con desperdicios orgánicos e inorgánicos volcados por industrias y desagües cloacales.

-Produce daños neurológicos, renales, gastroenterológicos, neumonológicos, oftalmológicos, dermatológicos, cáncer, malformaciones, entre otras enfermedades.

-Es el bolsón de pobreza más extendido del país. La muerte lenta y silenciosa de los casi 5.000.000 de ciudadanos de la Cuenca, parece importarle a pocos.-

-Las concentraciones de Zinc, plomo y cromo son superiores en 50 veces a los niveles máximos permitidos.

-La absorción del plomo tiende a aumentar cuando hay ausencia de calcio, hierro y potasio. Los niños con las mínimas concentraciones de plomo en la sangre ya pueden presentar síntomas como: vómitos, marcha descordinada, alteraciones del conocimiento y finalmente convulsiones.

-En los hospitales hacen lo que pueden. No hay historias clínicas. Quien llega con un problema de piel, recibe una crema pero no queda asentado donde vive ni bajo que condiciones. No se puede hacer, entonces, un estudio serio. Los vecinos de la Boca piden, junto con el Defensor del Pueblo, un estudio epidemiológico para saber cuántas personas están infectadas o enfermas de tal o cual cosa. Si uno se internaliza en esos lugares las huellas de la guerra están a flor de piel. 

-7 millones de personas mueren cada año en el mundo por enfermedades causadas por las aguas contaminadas.

-Los fenómenos ambientales no respetan fronteras ni privacidades. Los mismos generan enfermedades, quitan expectativa de vida e incluso penetran en hogares que pueden estar a miles de kilómetros del hecho puntual que lo origina. Algunos podrán consumir agua mineral, pero no podrán ir por la vida con un tubo de oxígeno en sus espaldas, ni comprar frutas, verduras y pescados con certificado de domicilio.

(Publicada en la revista "Mate Amargo", diciembre 2006)

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